En medio del deterioro de la situación en Haití, en la Fundación Interamericana (IAF) se han identificado enfoques específicos para brindar apoyo internacional a las organizaciones haitianas que trabajan logísticamente en este contexto. Al escuchar lo que nos dicen nuestros beneficiarios sobre la evolución de la situación de seguridad, estamos adaptando cómo y dónde proporcionamos fondos para ayudar a las organizaciones a satisfacer sus necesidades urgentes.
Junto con años de desastres naturales, un aparato gubernamental en ruinas y erosión económica, la creciente violencia de las pandillas en Puerto Príncipe amenaza las actividades diarias. En julio, la Embajada de Estados Unidos ordenó que el personal no esencial abandonara Haití y Médicos Sin Fronteras suspendió los servicios en uno de sus hospitales. Miles de organizaciones comunitarias y de la sociedad civil haitianas como las que financiamos aprovechan sus fortalezas y conocimientos locales para permitir que las comunidades sobrevivan.
Para impulsar sus esfuerzos, conectamos a los beneficiarios entre sí y con donantes locales e internacionales para desarrollar capacidades, trabajar juntos para cubrir áreas críticas y asegurar recursos financieros adicionales. Para fomentar esta coordinación, recientemente organizamos un intercambio de conocimientos entre pares entre los beneficiarios de las subvenciones y patrocinamos la Conferencia de Donantes de Haití en junio.
Conectando a la sociedad civil en Cabo Haitiano
Las noticias más terribles de Haití se centran en la capital, Puerto Príncipe. Una de las ventajas relativas de la IAF en Haití es que los beneficiarios de nuestras comunidades no están centralizados en la capital. En la IAF, el capital humano y los recursos hiperlocales se desarrollan estratégicamente en todo Haití. Debido a la actividad de las pandillas, el movimiento de bienes y personas hacia y desde Puerto Príncipe se ha visto significativamente restringido en los últimos meses. Sin embargo, debido a que nuestros beneficiarios aprovechan la experiencia de la comunidad y los recursos locales, en lugar de requerir visitas de expertos técnicos externos, han podido continuar trabajando. Nuestros beneficiarios repartidos por todo Haití también pudieron hacer frente y absorber el éxodo de haitianos que abandonaron la capital.
Al analizar los patrones de violencia, determinamos que podríamos reunir a 18 de los 27 beneficiarios haitianos de la IAF, en su mayoría organizaciones del noroeste, norte y noreste, en la ciudad costera norte de Ciudad del Cabo, Haití.
